ORIGENES


Por su naturaleza imperecedera, el uso de monumentos conmemorativos de piedra para labores tanto prácticas como espirituales ha sido frecuente. Taulas, alineamientos (crónlech), dólmenes y menhires vienen de tiempos prehistóricos y tenían funciones religiosas, mágicas, funerarias y orientativas similares a los actuales peirones. Otros precedentes inequívocos de lo expuesto hasta aquí son los miliarios romanos que señalizaban las calzadas para medir las distancias y delimitar el imperio y al mismo tiempo llevaban grabados los nombres de los emperadores y gobernadores para gloria propia. Posteriormente, como estos monolitos, se levantaron mojones, peirones, rollos y cruceros que habían de suplir en la religión cristiana todos los atavismos paganos. Es más, es posible que los peirones cristianos se levantaran en lugares donde anteriormente existieron sus equivalentes paganos, como es el caso de otras construcciones en esta comarca ya que la función de orientación o conmemoración en muchos casos era similar.

Un posible origen de los primeros peirones tal como los conocemos hoy, pudo surgir en los albores de la Reconquista, en los pueblos que eran tomados a los musulmanes se levantaban como símbolo de que el pueblo había pasado a poder cristiano, aunque por el momento no se conoce ningún peirón datado del siglo XII ni documento alguno que ratifique esta versión. Los más antiguos de que se tienen noticias son las cruces góticas del siglo XVI. José María Carreras[1] ha documentado en 1567 el mandato de construir un peirón en la localidad de Godos, en cumplimiento de la voluntad expresada por Miguel Calvo en su testamento. En la comarca del Jiloca existen algunos más que han sido datados en los siglos XVII y XVIII.

Los peirones se localizan principalmente a lo largo y ancho del Sistema Ibérico, tanto aragonés como castellano. También se ven algunos ejemplares en Cataluña y Valencia quizás por su propagación durante su pertenencia a la Corona de Aragón que perduró hasta 1707.

Es difícil datar con certeza los peirones de la Sierra de Albarracín por no existir documentación de su construcción que hayamos podido contrastar. Así pues, nos tenemos que basar en los estilos, los materiales de que están construidos y en algunas inscripciones existentes en los propios peirones. La mayoría de los que vemos hoy en día en la Sierra de Albarracín son de la segunda mitad del s. XIX y primera del s. XX, si bien algunos podrían ser reconstrucciones o restauraciones de otros más antiguos, que no siempre respetaban su advocación original. El más antiguo de la comarca posiblemente sea el peirón de Santa Lucia de Orihuela del Tremedal. A juzgar por su tipología barroca, estado de conservación y labor de cantería en piedra caliza y por ser muy similar a otros existentes en Aragón y Castilla de los que se conoce la fecha de construcción, el pilón oriolano pudiera datar del siglo XVIII como la iglesia —también de estilo barroco- de San Millán de la Cogolla de esta misma villa.


[1] JOSÉ MARÍA CARRERAS ASENSIO, Los peirones en la documentación histórica, Ibídem 2

 Inscripción en el Peirón de San Pascual Bailón de Albarracín:
"LOIZO JOSE DIAZ MARZO AÑO 1910"





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